COMO UN
TRUCO DE MAGIA.
Para mi primo, por la magia que procede
de la positividad que desprende.
"Felicidad:
Estado de plena satisfacción material y espiritual."
Antes me
gustaba pensar que el mundo no era redondo, me gustaba imaginarme un planeta
que cambiase de forma constante, para que pudiese encontrar la felicidad en
cada esquina escondida en los lugares más remotos de la Tierra.
Antes me
gustaba pensar que la felicidad se encontraba en los pequeños detalles, en los
buenos momentos y que se ocultaba en las esquinas más inesperadas o en los
portales más oscuros, para que no la encontrásemos tan fácilmente.
Lo que nunca
pensé, fue que la felicidad no se busca. Que los pequeños detalles son los que
se encuentran en nosotros, al igual que los buenos momentos son creados por uno
mismo. Que nosotros somos los que vamos a las esquinas más inesperadas y a los
portales más oscuros para escondernos, a la vez que deseamos ser avistados por
dicho estado.
Nunca
pensé que la felicidad podría residir en
cada uno de nosotros como una simple característica, que en ocasiones no quiere
salir a la luz, pero que en otras, no tiene reparo en florecer y en abrir sus
pétalos hasta llegar a rosa; que no se hace esquiva y nos busca sin cesar hasta
que nos encuentra y nos hace ver el mundo con todos y cada uno de sus colores,
como el arcoíris tras los edificios después de un día de lluvia.
Como una
canción que te hace aligerar el paso y encender la energía encerrada en el pecho
hasta dejarla estallar en miles de detalles.
Como una
baraja de cartas de póker en las manos de un mago, esperando su turno para sacar
un as de su manga y maravillar a un
público lleno de ilusión.
Como el
estado de hipnosis que te produce la cercanía de un ser querido en una pequeña
plaza, tras la tranquilidad del sonido del agua corriendo río abajo.
Como el
suave mecer de un paseo en góndola por las galles de Venecia.
Como una
foto que te hace sonreír.
Como la
risa.
Como el olor
de las páginas de un libro antiguo.
Como el
abrazo de mamá tras una larga temporada fuera de casa.
Como el
sonido de las teclas de una máquina de escribir impactando sobre un folio en
blanco, esperando para abarcar todos los sueños y emociones de alguien que
quiere dejarlos plasmados en él.
Como un rayo
de sol escapando entre las ramas de un árbol.
Como el
sonido de unos dedos golpeando suavemente las teclas de un piano de cola, o
pellizcando con dulzura las cuerdas de una guitarra.
Como un
beso.
Como una
película que te haga llorar.
Como hacer
un regalo sin ningún motivo.
Como las
primeras palabras de un niño...
Como un
perfecto truco de magia, capaz de llegar a lo más profundo de cada uno de
nosotros e introducir en nuestro interior el sentimiento que nos hace ser
capaces de todo.